“Nunca fui una persona miedosa, pero hoy tengo miedo”. Eso fue lo que pensé cuando iba caminando a la casa de un amigo a devolver el celular que me habían prestado después de que me robaran el mío a la vuelta de mi casa.

La coyuntura de excepción que el aislamiento social obligatorio genera en las vidas de las personas, los grupos y las organizaciones nos obliga a revisar los modelos interpretativos para comprender qué sucede y prepararnos para el futuro. 

Desde que la pandemia de covid-19 tomó amplitud y se desplazó a occidente percibimos, tanto en el discurso político de los dirigentes como en el de los medios de prensa, una imagen recurrente: la de la lucha contra el coronavirus como una guerra.

La emergencia del SARS Coronavirus 2, un virus desconocido hasta el momento, ha puesto en vilo a la población mundial. Los interrogantes son infinitos pero en esta nota trataremos de dilucidar algunos de los factores antrópicos, ambientales y/o biológicos que generan la emergencia, en algunos casos, y la reemergencia en otros, de distintas enfermedades infecciosas.

Según los informes técnicos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el 31 de diciembre de 2019 el municipio chino de Wuhan, en la provincia de Hubei, informó sobre un grupo de casos de neumonía con etiología desconocida. Un mes después, con más de 9.700 casos confirmados en China y 106 en otros 19 países, el directorio de la OMS declaró que el brote era una emergencia de salud pública de importancia internacional (ESPII).