Con el enfoque intercultural resurge el interés por la literatura como oportunidad para explorar los contactos entre distintos grupos socio-culturales. Sin embargo, aún hay áreas problemáticas en ese retorno del texto literario a la enseñanza del inglés.

Quien asistió a una escuela de inglés en los ’70 recordará que todos los cursos que tomó incluían alguna forma de literatura. Se trataba de poesías o cuentos cortos que constituían el material de trabajo en clase o de readers, versiones abreviadas de grandes obras literarias adaptadas para su lectura extensiva. En un enfoque tradicional de la enseñanza, la literatura era clave como ejemplo del uso lingüístico al que había que emular y como muestra de los valores de la cultura anglo-estadounidense, que en cierta forma también se invitaba a seguir.

En los ’80 y los ’90, con el auge del enfoque comunicativo, la literatura perdió su rol central en la enseñanza del inglés y, ante el advenimiento de la globalización, el imperativo fue comunicarse. Quien aprendió inglés en esa época probablemente todavía retenga en su memoria instancias de role-playing que se sucedían en aeropuertos, shopping malls, centros turísticos, y corporaciones multinacionales. La promesa era que, si aprendíamos a comunicarnos oralmente en la lengua internacional, el inglés, accederíamos también a un mundo globalizado cuyos grandes centros económicos, acabada la Guerra Fría, se ubicaban comprensiblemente en Londres y Nueva York.

A principios del siglo veintiuno, no obstante, las/os especialistas en la enseñanza de la lengua inglesa tomaron conciencia de que, con la globalización, muchas de esas interacciones, si bien se daban en inglés, no ocurrían necesariamente con hablantes nativas/os del idioma sino cada vez más entre hablantes no-nativas/os o en contextos multilingües. En un enfoque intercultural, quienes hoy aprenden inglés adquieren no solamente habilidades lingüísticas básicas (lectura, escritura, escucha, y habla) sino también competencia comunicativa intercultural. Las/os estudiantes acceden a un conocimiento sobre las demás culturas, una comprensión de sus valores sociales, éticos y estéticos, y unas destrezas claras para desenvolverse en contextos interculturales.

UN VEHÍCULO DE CONOCIMIENTO

Es en ese contexto que resurge el interés por la literatura no ya como quintaesencia de lo anglo-estadounidense sino como vehículo para conocer otras culturas y sus modos de ser y hacer. La literatura, que ha ampliado sus fronteras y ya no se rige por un canon estricto, se presenta como oportunidad para explorar los contactos entre distintos grupos sociales. A través de los textos literarios es factible informarnos sobre la vida de los afro-estadounidenses o los hispanohablantes en los Estados Unidos, las conductas a veces opresivas del Reino Unido sobre otros pueblos del mundo, o la formas en que han visto a la Argentina las/os viajeras/os procedentes del exterior.

Sin embargo, es preciso señalar dos cuestiones problemáticas en ese retorno del texto literario a la enseñanza del inglés. Por un lado, la literatura es promovida principalmente en la enseñanza de niñas/os y adolescentes, mientras que pierde terreno en los contextos de enseñanza avanzados, como, por ejemplo, en los currícula de los Profesorados en Inglés. Esta situación se condice con la contracción del consumo de textos literarios en las personas adultas. De hecho, en nuestros momentos de ocio cualquiera de nosotras/os opta por escuchar música o seguir una serie en Netflix antes que embarcarse en la lectura de una novela. La literatura tiende a constituir entonces un material de enseñanza para las niñeces y adolescencias pero difícilmente parte del hábito y el gozo de la adultez. Cabe preguntarse aquí por qué se insiste en la literatura infantil y juvenil y no se promueve con la misma vehemencia la lectura literaria en las/os adultas/os.

LEER POR PLACER

Por último, en el enfoque intercultural no sólo los textos literarios son utilizados en un sentido referencial y tomados prácticamente como extensiones de la realidad sino que además raramente las/os docentes invitan a las/os estudiantes a leer por el goce estético que resulta del contacto con la literatura o a reparar en la creatividad lingüística de las/os escritoras/es. Así, la literatura podrá volver pero será solo un instrumento para comprender ciertas otredades y su uso se ubicará lejos tal vez del placer que debiera emanar de la lectura literaria. Es más, es probable que tampoco aprendamos a disfrutar del caudal de experiencias humanas de las que está constituida ni a ver a través de ella lo que Virginia Woolf llamó el halo luminoso de la vida.

Dr. Enrique Alejandro Basabe, Profesor Adjunto regular en Literatura de Habla Inglesa II, Facultad de Ciencias Humanas. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

“Así como los Estudios Literarios están sufriendo su crisis al tratar de justificar su canon, la enseñanza del inglés se ha movido hacia currícula determinados por las necesidades de las/os estudiantes, y, dada la naturaleza de la literatura, es difícil priorizar su uso como requisito práctico para el estudio de la lengua”. John Corbett (2003), An Intercultural Approach to English Language Teaching.