Rectorado de la UNLPam desarrolló en septiembre un “Conversatorio Intercultural de Mujeres” en el Centro Universitario de General Pico con el objetivo de socializar las conclusiones del II Parlamento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir que se desarrolló en Río Negro en julio.

Este Movimiento es una organización creada en 2012 que busca fortalecer la lucha de los 36 pueblos indígenas que habitan Argentina. Al mismo tiempo, en la III Conferencia Regional de Educación Superior de América Latina y el Caribe (CRES 2018), las universidades allí representadas refrendaron los acuerdos alcanzados en las Declaraciones de la Reunión de la Habana (1996), la Conferencia Mundial de Educación Superior de París (1998) y de la Conferencia Regional de Educación Superior en Cartagena de Indias (2008), reafirmando el postulado de la Educación Superior como un bien público social, un derecho humano y universal, y un deber de los Estados.

Estos principios se fundan en la convicción profunda de que el acceso, el uso y la democratización del conocimiento es un bien social, colectivo y estratégico, esencial para poder garantizar los derechos humanos imprescindibles para el buen vivir de nuestros pueblos, la construcción de una ciudadanía plena, la emancipación social y la integración regional solidaria latinoamericana y caribeña. “El sumak kawsay o buen vivir es una visión del mundo que emerge con fuerza desde los pueblos del sur, los mismos que han sido marginados de la historia. El buen vivir no implica una propuesta académica-política, sino la posibilidad de aprender de realidades, experiencias, prácticas y valores presentes en muchas partes, aun ahora en medio de la civilización capitalista.” (Acosta, Alberto; 2015; Ecuador)

La Declaración de la CRES 2018 sostiene que “los sistemas de educación superior deben pintarse de muchos colores, reconociendo la interculturalidad de nuestros países y comunidades, para que la educación superior sea un medio de igualación y de ascenso social y no un ámbito de reproducción de privilegios”. Como un primer acercamiento a la cuestión del Buen Vivir, debemos admitir que propone la búsqueda de la vida en armonía del ser humano consigo mismo, con sus congéneres y con la naturaleza, entendiendo que todos somos naturaleza y que somos interdependientes unos con otros, que existimos a partir del otro. Significa la satisfacción plena de las necesidades tanto objetivas como subjetivas de las personas y los pueblos, abolir la explotación y nos ofrece de manera incondicional una igualdad de oportunidades en todo sentido.

El capitalismo como orden incontenible solo ofrece a estos ojos cada vez más exclusión, autoritarismo e intolerancia, además de las desigualdades propias del sistema capitalista. De aquí que los ejes temáticos que se debatieron en el II Parlamento fueron: violencia doméstica, violencia institucional, violencia extractivista, violencia obstétrica; femicidio indígena; educación identitaria, ancestral y de género; pluridiversidad indígena; territorios y la libre determinación como mujeres y pueblos originarios; leyes y derechos.

¿Qué responsabilidad nos cabe como Universidad nacional? En principio debemos asumir que el eje que nos atraviesa es lo político, donde la universidad a la que aspiramos no se enuncia a sí misma como árbitro neutral despolitizado sino formando parte de un proceso de identificación dialogal de identidades culturales. Esta afirmación nos lleva a otra: al carácter performativo de la cultura y a la disputa –sorda a veces, con conflicto otras– en las que como sujetos sociales nos vemos envueltos en un intento de control hegemónico y con el del mercado de producción cultural.

Detenernos, aunque momentáneamente en este punto, nos permitirá re-conocernos (e incluirnos) en un relato social cultural para armar, disponible en tanto condiciones simbólicas y materiales así lo faciliten.

Prof. Verónica Moreno. Vicerrectora