Cada año se conmemora el Día Mundial de la Diabetes en noviembre para crear conciencia sobre la enfermedad, su impacto en la salud, el bienestar de las personas y las estrategias eficaces que pueden utilizarse para prevenirla y controlarla.
Este año el desafío es aún mayor dado que la enfermedad por COVID19 se ha convertido en un tema de preocupación en todo el mundo. En diciembre del 2019 surgieron grupos de casos de neumonía de etiología desconocida en Wuhan, China. El análisis de muestras del tracto respiratorio inferior demostró que era un coronavirus nuevo, que parecería tener una transmisibilidad más alta.
El 30 de enero de 2020 la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la emergencia sanitaria internacional y el 11 de marzo la epidemia pasó a ser declarada pandemia. Aunque al momento no se entienden bien los mecanismos fisiopatológicos de la enfermedad, se ha observado que los casos más graves se han producido en ancianos o pacientes hospitalizados con comorbilidades subyacentes, como lo es la diabetes. Esta es una enfermedad de alta prevalencia mundial, cerca de 8-9% de la población adulta tiene diabetes, asociada a un aumento significativo de la obesidad y el sedentarismo.
Con alrededor de 500 millones de personas afectadas, la diabetes es la principal enfermedad pandémica crónica no transmisible en todo el mundo. Lamentablemente, también es una de las principales causas de morbilidad y mortalidad, ya que se asocia a complicaciones de los pequeños y grandes vasos arteriales.
PRONÓSTICOS
Hace tiempo que se reconoce una relación entre la diabetes y la mayor propensión a las infecciones. De hecho, la gripe y la neumonía suelen ser más frecuentes y más graves. Pareciera que el aumento de la glucemia (azúcar en sangre) en forma sostenida promueve en estas personas un estado inflamatorio generalizado con mayor susceptibilidad a las infecciones y con peores pronósticos.
A su vez, se vio que la misma infección por COVID19 en los pacientes con diabetes fomentaba una liberación de hormonas (glucocorticoides y adrenalina) clásicas de las situaciones de estrés, que generan una inestabilidad de los valores de glucemia, con frecuentes hiperglucemias e hipoglucemias, que complican aún más la situación clínica. Claro que no todos los pacientes con diabetes se comportan de la misma manera, se cree que aquellos que tienen un mal control metabólico, con una enfermedad descompensada, generarían una inhibición de la respuesta de defensa del cuerpo, afectando la reproducción de las células clásicamente encargadas de la inmunidad.
Además, la exposición de las células pulmonares a altas concentraciones de glucosa aumenta significativamente la infección y la replicación del virus. Ambas situaciones se potencian, el COVID19 y la diabetes, fomentando un estado protrombótico y de hipercoagulabilidad, con mayor posibilidad de que se tapen las pequeñas arterias afectando la circulación de los órganos vitales.
Los datos de varios estudios sugieren que la gravedad de la infección en personas con diabetes tendría relación con una aparición más silente, sin fiebre, dolor torácico, escalofríos o dificultad para respirar. Esto puede motivar un retraso en la consulta, el diagnóstico y el tratamiento apropiados, lo que genera un pronóstico peor.
Cabe destacar que la interacción entre estas dos pandemias puede ser bidireccional, ya que la infección viral puede predisponer a desarrollar la diabetes o agravar una preexistente. Expresan que hay receptores específicos en las células endócrinas del páncreas, que juegan un rol de puerta de entrada para el virus, lo que fomentaría la pronta deficiencia en la secreción de insulina. A largo plazo, es posible que la infección viral desencadene un fenómeno de autoinmunidad de las células beta en sujetos predispuestos, con la aparición de diabetes tipo 1 insulinodependiente.
Hay varias preguntas sin respuesta aún: ¿La asociación entre diabetes y COVID19 difiere según los diferentes tipos de diabetes? ¿La medicación para la diabetes repercute en la progresión de la infección viral? ¿Tener diabetes empeora la situación de vejez u obesidad (otros grupos de riesgo claramente identificados)?
Evidentemente, la diabetes y el COVID19 representan dos pandemias muy diferentes -una es crónica y la otra aguda, una es no transmisible y la otra transmisible- pero paradójicamente más cercanas de lo que se pensaba.
Alejandra Carolina Inés Maldini. Médica especialista en diabetes y nutrición. Docente de la Facultad de Cs. Exactas y Naturales, UNLPam. Miembro de la Sociedad Argentina de Diabetes.