La revista Anclajes publicó el 1 de septiembre de este año el número que completa sus veinticinco volúmenes.

Se inició a fines del siglo pasado, en 1997, y, desde entonces, recorrió un itinerario acorde a las pulsiones y movimientos de la crítica literaria y las demandas de las universidades públicas y del sistema científico en general. Los volúmenes impresos en los inicios con periodicidad anual se transformaron en la actual edición en línea con tres números anuales en acceso abierto y su contenido recuperado en más de veinte directorios, catálogos, sistemas de indización y bases de datos. El esfuerzo inicial de cinco personas, convocadas en 1997 bajo el legado de María Cristina Gil de Gates en el Instituto de Análisis Semiótico del Discurso, se multiplicó en el equipo interinstitucional de hoy.

El Instituto de Investigaciones Literarias y Discursivas (IILyD), nombre adoptado por la misma institución en 2012, edita Anclajes en el portal de revistas de la Universidad Nacional de La Pampa (CERAC) junto a especialistas de diversas universidades del país y del exterior. Se suma, además, el asesoramiento y monitoreo continuo de un referato externo en el cual participan cerca de un millar de personas que aportan la mayor especificidad temática y diversidad institucional posible al proceso de evaluación. Es así como, en los últimos años, Anclajes se ubica en los primeros lugares entre las revistas de literatura o estudios literarios publicadas en la Argentina y en una posición de relevancia en el ámbito internacional. De hecho, los artículos publicados configuran hoy un corpus en el que se analizan las tendencias de las investigaciones literarias de las últimas décadas y la inserción de publicaciones académicas como esta en un escenario editorial cada vez más complejo.

Su lectura sostenida y amplia, con registros de autoría y de lectura situados en cuatro continentes, se sostiene en la visión y el trabajo del equipo editorial durante tantos años, en las políticas de la institución editora y en la más reciente opción por el acceso abierto. Este último factor, en consonancia con un reclamo general por la circulación más democrática y horizontal del conocimiento, potencia la difusión de una agenda crítica descentrada que, desde una universidad ubicada en la periferia de las instituciones metropolitanas, ha logrado acompañar y, en muchos casos, anticipar los cambios del campo disciplinar.

En el último número publicado se puede leer un dosier que traza algunas de las líneas de cruce entre publicaciones de la revista y movimientos de la crítica que van desde los inicios de Anclajes hasta sus modulaciones más recientes. Especialistas del país y del exterior revisan lo publicado y compulsan su relación con los enfoques críticos predominantes en un espacio inestable, sujeto a continuos reajustes de perspectivas y actualización de lecturas. Los temas y acercamientos que se detectan son múltiples, aunque, en su diversidad, muestran una trama de intereses en la que predominan los estudios sobre la contemporaneidad, la crisis de la representación, el desmontaje de un pasado ominoso y las nuevas configuraciones de los cuerpos y las subjetividades.

Roxana Patiño traza algunos de estos ejes generales mientras que Emilia Deffis y Rossana Nofal dedican sendos ensayos a analizar los aportes de Anclajes a los estudios sobre las memorias, las violencias y los testimonios de las postdictaduras en el Cono Sur. José Amícola proyecta el recorrido desde los primeros artículos en considerar el sistema sexo-género hasta los más recientes estudios queer y, en una línea convergente, Rafael M. Mérida Jiménez celebra la difusión en la revista de artículos sobre feminidades y masculinidades. Irina Garbatzky rescata un número no menor de artículos que amplían el canon al complejizar la relación de lo literario con otras zonas del archivo cultural.

Verónica Delgado y Geraldine Rogers analizan las contribuciones de la revista a la historia de las publicaciones periódicas y la sociología de la edición. Andrea Bocco, Hernán Pas y Hernán Sosa dedican tres artículos de autoría individual al abordaje crítico de lo publicado sobre el siglo XIX y Juan Antonio Ennis, a su vez, analiza el espacio otorgado a los estudios sobre ideologías de las lenguas e historiografía lingüística. Marisa Malvestitti, María Emilia Orden y Alejandra Regúnaga rescatan, además, los aportes a las investigaciones sobre lenguas y culturas indígenas.

En conjunto, se ofrecen varios estados de la cuestión que exceden los límites de la revista y trazan un panorama de los cambios producidos en la crítica literaria y cultural de las últimas décadas. La publicación de este número demuestra el compromiso de más de dos décadas con la producción, edición y circulación del conocimiento desde una universidad nacional donde este año se conmemoran los cincuenta años de vida institucional de la Facultad de Ciencias Humanas. 

Graciela Salto. UNLPam-CONICET Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.