Cuando apenas comenzaban las clases de este extraño primer cuatrimestre de 2020 el mundo, el país, la provincia, la UNLPam quedaron en Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio. Las propuestas de enseñanza presenciales programadas por cada equipo docente vieron cómo el escenario previsto para el desarrollo de las clases se desmaterializaba.

Como si se tratara de una película de ciencia ficción, los edificios de la Universidad se transformaron en alternativas mediadas tecnológicamente.

Las autoridades de la Universidad, en concordancia con la definición de las políticas nacionales en materia sanitaria y educativa,  acordaron continuar en comunicación con los y las estudiantes en una primera etapa, para asumir en un segundo momento el compromiso de seguir enseñando. Con dudas y temores pero con un alto compromiso ético, político y pedagógico cada profesor, cada profesora, planteó inquietudes e imaginó posibilidades en este escenario tan incierto.

Desde el Área de Educación a Distancia (EAD), dependiente de la Secretaría Académica de la Universidad, participamos en la RUEDA (la Red de Educación a Distancia de las universidades nacionales, en la que integramos el Comité Ejecutivo). Allí compartimos junto a las otras universidades la situación extrema que estamos atravesando. En nuestra Universidad decidimos recuperar la experiencia en investigación, docencia y gestión sobre la EAD para diseñar una propuesta de andamiaje para acompañar a los y las docentes en el período que se avecinaba. Tomamos como antecedente y marco de referencia: el SIED (Sistema Institucional de Educación a Distancia) de la UNLPam, aprobado por CONEAU; intensificamos las actividades de la Red de Referentes (RR) de las áreas de EAD de todas las Unidades Académicas y en cada reunión semanal discutimos concepciones de y sobre alternativas de presencialidad mediada tecnológicamente, y planteamos estrategias y propuestas conjuntas.

Ante la imposibilidad de compartir el espacio físico, surgieron los encuentros sincrónicos semanales destinados a docentes de la Universidad. Nos convocamos ante el “Desafío de seguir enseñando” en charlas de docentes y especialistas de nuestra Universidad relacionados con la modalidad a distancia y con la enseñanza en tiempos de pandemia. Creamos un espacio virtual con recursos y soporte técnico-pedagógico para orientar a docentes en la adaptación de sus actividades curriculares a la nueva situación.

Ampliamos los recursos disponibles para la realización de teleconferencias y reuniones virtuales en diferente soporte. Recuperamos la experiencia de los Programas de Virtualización, de Terminalidad y UNLPam en el Territorio; así como la de profesores y profesoras que asumieron el compromiso de repensar sus propuestas de enseñanza para adaptarlas, aprovechando alternativas que ofrecen las tecnologías disponibles, tanto digitales como analógicas.

DERECHOS

Reconocemos que el derecho a la educación de los y las estudiantes atendiendo los derechos de las y los docentes es una tensión que nos desafía. Como también nos desafían las dificultades en el acceso a las tecnologías que nos impulsan a desarrollar políticas y estrategias (como el acceso gratuito a portales educativos y campus universitarios; imprimir materiales de estudio acercándolos a domicilio). Entendemos que esta situación deja al descubierto la imposibilidad de cursar de muchos y muchas estudiantes; nos permite, además, interpretar las dificultades materiales y simbólicas de acceso no solo en esta situación. También confirmamos que el acceso a los estudios superiores no es pleno, que hay estudiantes que no llegan a la Universidad y que para algunos de ellos y ellas la presencialidad mediada tecnológicamente puede ser una oportunidad.

Enseñar es un enorme desafío que se da siempre de modo situado y contextualizado. No previmos esta situación, tampoco la deseamos. No elegimos cambiar “compulsivamente” la presencialidad por la virtualidad. Sin embargo, ante lo inevitable de la situación, elegimos enseñar también mientras dure el aislamiento. Sabemos que la experiencia de este tiempo de distanciamiento se traducirá en conocimiento que nos servirá para enseñar mejor cuando volvamos a la presencialidad.

La elaboración de materiales, recursos y actividades para la virtualidad requieren de un tiempo de dedicación y experticia que no pueden menospreciarse. Sin embargo, estos son tiempos de aprendizaje en la vorágine de los acontecimientos. Creemos y deseamos que cuando pase la urgencia, quedarán los rastros en docentes y estudiantes equipados con más estrategias y recursos para seguir enseñando y seguir aprendiendo mejor.

Área de Educación a Distancia, Secretaría Académica, UNLPam