Capacitarnos en perspectiva de género y violencias contra las mujeres y los cuerpos feminizados nos permite involucrarnos en una problemática de carácter social y estructural de nuestra realidad, con el objetivo de conocer y poner en cuestión los puntos centrales en tanto temáticas y situaciones, que contribuyen a la construcción de una dinámica que subordinó históricamente al género femenino por el masculino.

La capacitación responde a una necesaria implementación de la Ley 27.499/18, más conocida como “Ley Micaela”, que establece la obligatoriedad de capacitarse en materia de género y violencia de género para todas las personas que se desempeñen en ámbitos estatales, con el objetivo de brindarles herramientas que permitan identificar las desigualdades de género y elaborar estrategias que posibiliten erradicar estas prácticas en todos los espacios posibles: personales, colectivos, institucionales, familiares.

En 2019 el Consejo Superior de la UNLPam respondió de manera unánime a una solitud formal presentada por el Instituto Interdisciplinario de Estudios de Géneros adhiriendo por Resolución 142 a implementar esta política pública nacional, comprometiéndose a capacitar a toda la comunidad universitaria.

Antes de pasar a lo especifico del curso y su estructura, un poquito de historia. Micaela era una joven de 21 años, estudiante universitaria de la carrera de Educación física, vivía en la ciudad de Gualeguay Entre Ríos, militante y activista del colectivo Ni una Menos y del movimiento Evita, en la madrugada del 1º de abril de 2017 a la salida de una fiesta, es violada y luego muerta por el femicida Sebastián Warner.
Este hecho, doloroso hecho, una realidad que te toma por asalto y se lleva para siempre la vida de una persona querida, una perdida irremediable, para la familia de Micaela fue un icono:

• Que nos impulsa a estar hoy acá.
• Que nos plantea una oportunidad, una posibilidad de reflexionar acerca de las desigualdades y cómo podemos trabajar con esas desigualdades para revertirlas y erradicarlas de nuestras vidas,
• Que nos compromete a poder trabajar incansablemente por una sociedad mejor con la que quería Micaela.

Micaela es recordada por su alegría, su espíritu por un mundo mejor, acá una de sus reflexiones:

“Los grandes cambios suceden si hacemos bien (lo mucho o poco) que nos toca según nuestras responsabilidades e influimos en el pequeño grupo de personas con las que nos relacionamos. Si muchos hacemos esto, tendremos una sociedad mejor y más inclusiva.” Micaela García

Otro aporte imprescindible para conocer más a esta joven, es evocando cómo se define la familia de Micaela ante esta pérdida, Néstor García (padre de Micaela), lo sintetiza en esta reflexión, él recuerda que en 2019 fue invitado por el gobierno de Tierra del Fuego donde coincide con Adolfo Pérez Esquivel, el premio Nobel de la Paz en un dialogo personal que mantiene le expresa lo siguiente:
“La lucha siempre tiene que ser con alegría, a pesar de todo lo que hemos pasado y la gente pasa, si nos quitan la alegría es porque nos han vencido”.

Néstor García encuentra en este sentido pronunciamiento, una expresión que resume lo que la familia de Micaela siente cuando se avanza con paso firme en esta posibilidad de ser parte de una trasformación para alcanzar una sociedad justa e igualitaria. Y nos dice:

Micaela vivía intensamente su vida universitaria y su militancia política, social y feminista. Era alegre, inteligente, de risa amplia, coherente en sus valores y persistente en sus sueños. Por eso la recordamos en la forma en la que eligió vivir cada día y embellecer el mundo que la rodeaba, y no en la forma en la que decidieron quitarle la vida. Néstor Yuyo García

Las universidades por su principio de autonomía quedaron por fuera de la ley, sin embargo, en 2019 la Red Interuniversitaria por la igualdad de Género y contra las Violencias (RUGE), presenta en abril de 2019 al plenario del Consejo Interuniversitario Nacional un pedido formal para que adhiera a la ley, alcanzando una respuesta unánime de adhesión.

Las diferentes formas de violencia y discriminación contra las mujeres conforman una problemática social que afecta la vida de miles de niñas, mujeres y subjetividades feminizadas en todo el mundo, sin distinción de clase social, raza, sistema de creencias, nivel educativo, edad u orientación sexual.
En nuestro país, y gracias a la incidencia social y política que han ganado los movimientos feministas y de mujeres en las últimas décadas, el tema de la violencia de género ingresó en la agenda del Estado para traducirse en políticas públicas que retuvieron la atención de un importante porcentaje de la clase política argentina.

Para dar cuenta de esta complejidad que nos atraviesa, es necesario recordar que cerramos el mes de octubre con 2 femicidio y recibimos el mes de noviembre con el caso de Paola Tacacho.

28 de octubre de 2020 Elba Mendilaharzu, de 29 años en la localidad bonaerense de Azul, Marcos Ponce

29 de octubre Femicidio vinculado en Capilla del Monte, mató a puñaladas a su hijo de 10 años e hirió gravemente a su hija, de seis. Gerardo Reyna está acusado de homicidio doblemente agravado por el vínculo y femicidio vinculado.

2 de noviembre de 2020 Paola Estefanía Tacacho fue asesinada por un exestudiante en pleno centro de San Miguel de Tucumán.

GESTIONAR DESDE LA PERSPECTIVA DE GÉNERO

La incorporación de la mirada de género nos permite visibilizar las desigualdades, desde allí, es necesario generar conciencia sobre la violencia contra las mujeres y las subjetividades feminizadas. Las capacitaciones brindan herramientas para problematizar estas desigualdades como expresión de la discriminación que afecta a las mujeres y disidencias, analizar su magnitud y cómo impacta de manera negativas en las sociedades.

Implementar la formación en género tal como lo propone la ley Micaela, es darle contenido y sentido para atender un problema estructural, es decir, identificar y erradicar la discriminación y las desigualdades por motivo de género, interpelando las normas sociales e institucionales que toleran la violencia contra las mujeres, los roles y estereotipos de género que promueven la desigualdad genérica.

Esta política pública ingresa al centro del debate de las universidades tal como lo impulsan desde hace muchas décadas los feminismos de todos los tiempos. En este sentido, integrar el enfoque de género en las instituciones formadoras contribuye, por un lado a repensar directrices institucionales, orientadas a favorecer la igualdad de oportunidades. Y por otro, posibilita reflexionar acerca de las cuestiones culturales en torno a la temática y a promover la prevención de situaciones de discriminación y violencia contra las mujeres tal como lo plantea la Ley 26485.

Alejandra Érica Montaña. Docente en las Facultades de Ciencias Humanas, de Ciencias Exactas y Naturales, y de Económicas y Jurídicas. Integrante del Instituto Interdisciplinario de Estudios de Géneros y del Instituto para el Estudio de la Educación, el Lenguaje y la Sociedad. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.