Con la inauguración del primer dique El Nihuil en 1947, el último brazo del Atuel que quedaba libre hacia La Pampa dejó de correr.

En agosto de ese mismo año, Ángel Garay, encargado del destacamento policial y telegrafista en Paso de los Algarrobos, elevó una nota al Presidente de la Nación, Juan Domingo Perón, sobre la lamentable situación de los pobladores de la zona de Paso de los Algarrobos por la falta de agua.

A diferencia de otros reclamos por parte de pobladores del oeste pampeano, que serán presentados a continuación, la carta de Garay tuvo una respuesta inmediata por parte de las autoridades nacionales. Por ejemplo, se encomendó realizar perforaciones en Paso de los Algarrobos como alternativa para encontrar agua salubre y se envió a inspeccionar la zona al ingeniero Carlos A. Gentili. Además, posteriormente, la Dirección de Agua y Energía Eléctrica de la Nación dictará la Resolución 50/49 que obligó a Mendoza a realizar la entrega de 2,5% del derrame anual del río hacia La Pampa, en tres sueltas anuales de siete días de duración.

Ángel Garay no fue el único poblador del oeste pampeano que decidió levantar su voz frente al mismísimo Presidente de la Nación. En la Secretaría de Recursos Hídricos de La Pampa se han encontrado testimonios pertenecientes a Norberto Rosario José Frieboes.

Frieboes era un abogado con domicilio en Azul (provincia de Buenos Aires) y había adquirido, mediante una subasta, una propiedad en el oeste pampeano. El 4 de noviembre de 1948 –un año después que el telegrama de Garay- escribió al Presidente para que se compense los daños económicos causados en sus tierras por la falta de agua. En este caso, el reclamo se fundó en un interés individual, no de carácter social como el de Garay. Tal vez esto explique el motivo por el cual no tuvo ecos ni obtuvo respuestas satisfactorias por parte de las autoridades nacionales como si lo tendrá la nota de Garay.

Frieboes también le escribió al gobernador del Territorio Nacional de La Pampa. En una carta expresó que “los pobladores y propietarios de la zona de La Pampa (…) consideran que aún se está a tiempo para subsanar este error y facilitar a la agricultura el agua indispensable”. El propietario escribió reiteradamente a diferentes autoridades estatales y justificó, una y otra vez, cómo la falta de agua lo perjudicó. Sus palabras se perdieron en el tiempo, aunque en los documentos de la Secretaría de Recursos Hídricos figuraba el inicio del juicio contra el Gobierno de la Nación en 1950.

Sumó su voz a estos testimonios un maestro de la Escuela Nº 294 del paraje del Árbol de la Esperanza, Aníbal Lonegro, al dirigirse al gobernador territoriano Eduardo Reguero. En su nota del 31 de marzo de 1949 le preguntó a esta autoridad nacional si era posible que le informaran cuándo se soltarían las aguas del dique El Nihuil y cuántos días duraría, ya que para que llegara a la zona se necesitaba que el agua corra por más de 20 días consecutivos. Con las sueltas se refiere a la famosa Resolución 50/49 de Agua y Energía Eléctrica nombrada anteriormente.

Sumado a la nota del docente, el 16 de agosto de 1950 la recién creada Comisión Permanente de Agua en La Pampa le escribió una nota al Presidente de la Nación Argentina, Juan Domingo Perón, para reclamar por la situación del oeste pampeano y para que se dé cumplimiento a la Resolución 50/49.

De esta serie de testimonios se desprende cómo, en el nacimiento de la causa por el río Atuel, hubo pluralidad de voces que reclamaron al Presidente de la Nación y a otras autoridades políticas. En el caso de Garay, su persona suele analizarse en solitario pero no fue el único. Por un lado, tenemos un actor privado propietario de tierras y, por el otro, un funcionario de otra dependencia nacional, como es el caso del maestro Lonegro. Muchas veces suele presentarse la nota de Garay como el único reclamo enviado a la máxima autoridad de la nación para pedir por la libre circulación del Atuel luego de la construcción e inauguración de El Nihuil.

Otro interrogante sería por qué solamente se dio respuesta al telegrama de Ángel Garay mientras que Norberto Rosario José Frieboes no encontró respuestas a sus demandas sino un férreo silencio. Tal vez la estrategia de Frieboes, por ser abogado, le cerró más puertas a aquellos que buscaron solucionar los agravios de manera extrajudicial. En el caso de Frieboes, a pesar de iniciar una vía legal para solucionar su problema, es interesante ver que su caso quedó olvidado entre los expedientes, sin encontrarse más indicios de qué sucedió con su situación. 

Estos actores iniciaron una lucha por el Atuel que hasta hoy continua vigente. Sus voces marcaron el inicio de una causa aún abierta para los pampeanos. Fueron unas de las primeras voces, pero no serán las últimas…

Información extraída de mi tesis titulada "La Pampa tenía un río… Capacidades estatales y la cuestión pampeana por el río Atuel a partir de la construcción de la represa El Nihuil (1947-1979)”

Karen Iveth Pereyra, Profesora y Licenciada en Historia, graduada UNLPam. Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.

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