Una de las bibliotecas de mayor valor cultural de la Argentina se encuentra en la provincia de La Pampa. Son más de cuatro mil libros que la poeta Olga Orozco (1920-1999) donó a la Municipalidad de Toay para formar un centro de cultura en su casa natal.
No son solo un conjunto de libros, sino una muestra de las preferencias de lectura de la escritora y un archivo sobre los vínculos establecidos con distintos poetas, grupos y formaciones culturales. En esos libros se pueden analizar sus itinerarios de lectura y, a la vez, explorar modos de interacción que pudieron incidir en su escritura y en la recepción de sus textos. En primer lugar, porque la biblioteca ofrece la posibilidad de datar afiliaciones literarias, establecer líneas genealógicas, explicar la formación de ciertas tradiciones, registrar la circulación de libros y traducciones e identificar vínculos y redes intelectuales.
En segundo lugar, porque las dedicatorias y las notas manuscritas que suelen encontrarse en los márgenes de los volúmenes exponen indicios ciertos sobre los procesos de lectura y de escritura de la autora y permiten ampliar el conocimiento de las relaciones que pueden establecerse entre su obra y la de sus contemporáneos o antecesores. De hecho, una tercera parte de los volúmenes conservados en esta biblioteca tiene dedicatorias manuscritas que documentan estos lazos y esperan un estudio sistemático.
Entre ellas se destacan, por ejemplo, las dedicatorias de ejemplares reunidos durante su participación en el Foro de Poesía Iberoamericana organizado en Salamanca por Alfredo Pérez Alencart en julio de 1991. Pocos meses antes, en abril de ese año, Orozco había regresado a Toay, donde recibió un homenaje, dictó conferencias en la Universidad Nacional de La Pampa e inició el camino de retorno a sus recuerdos de origen. Ya tenía un nombre de prestigio en el mundo de la cultura que ese año axial contribuyó a legitimar en tres dominios articulados: la literatura pampeana, la poesía latinoamericana y la crítica literaria argentina.
El viaje a España, en particular, marcó un punto de inflexión en su trayectoria internacional muy visible en la cantidad de libros de ese período autografiados por quienes compartieron la experiencia. Uno de los asistentes recuerda que participó en ese foro como “una mujer nacida en un pueblo de la Pampa argentina”, una descripción que alude, con un dejo de exotismo, a un lugar distante e impreciso. Sin embargo, las crónicas alaban su nivel poético, que gozaba ya de un prestigio casi mítico entre escritores consagrados, como el chileno Gonzalo Rojas o el peruano Emilio A. Westphalen. Así la ubican entre “Los hijos de Darío”. Las dedicatorias de los libros de estos y tantos otros poetas, resguardados en la biblioteca de Toay, documentan este proceso de legitimación. Cuando regresa de España, Orozco recibe también el reconocimiento de la crítica académica de su país.
En el VI Congreso de Literatura Argentina celebrado en octubre en la ciudad de Córdoba, actualiza la temática que la conmueve: “En Toay está la casa donde nací […] Es un símbolo permanente para mí. Es el centro del mundo que comunica con el centro del cielo. […] en esa casa empecé a escribir”. Al poco tiempo, comienzan las gestiones para recuperar el inmueble. En 1995, la poeta publica La luz también es un abismo y decide presentarlo en su “casa”, ya centro cultural, antes que en cualquier otro lugar. Un mes antes, el 6 de octubre, había firmado el testamento por el cual lega todos sus libros a la Municipalidad de Toay.
En su casa está hoy su biblioteca con más de mil dedicatorias autógrafas. Estos “paratextos” ofrecen indicios de lecturas y escrituras; también, muestras de sociabilidad literaria que incidieron en el alcance internacional de su obra en forma casi simultánea a su deseo de recuperar los espacios y los afectos dejados en el pueblo y en la casa donde comenzó a escribir. En esa casa y en esa biblioteca se resguardan algunas huellas ineludibles del patrimonio cultural y literario de la provincia y de la región.
Graciela Salto. Facultad de Ciencias Humanas; CONICET; Directora del Proyecto Orientado de Interés Regional-01-2016 “El archivo de Olga Orozco”.
Foto: Colección en custodia Casa Museo Olga Orozco