Habitualmente damos por sentado que estar presente en un acto o situación implica y requiere la presencia física corpórea, tangible, además de visible y audible. Y es así como diferenciamos ligeramente los encuentros presenciales de los encuentros virtuales.
Sabemos que lo virtual es un aspecto inherente a la herramienta utilizada como medio para los encuentros, permitiendo constituir presencia. De otro modo, carecería de eficacia.
Entiendo por encuentro (de personas) el acto de coincidir en algún punto.
En el ámbito académico e institucional esta coincidencia debe garantizar la comunicación eficaz, la viabilidad y el logro de los objetivos propuestos a tales fines, el reconocimiento de la presencialidad de otro u otros significativos y específicos.
Con relación a los procesos académicos que requieren la manipulación y práctica con objetos y/o personas (y cedo este espacio de reflexión a docentes de áreas específicas y a especialistas en tecnologías 3D y similares/alternativas) parece manifestarse la urgencia y necesidad de habilitar los dispositivos de presencia física.
Ahora bien, en lo concerniente a los procesos de incorporación textual, teórica, abstracta, reflexiva, en intercambio de saberes, el horizonte parece ampliarse y complejizarse. Si bien las herramientas virtuales vienen utilizándose desde hace tiempo en el ámbito académico, durante este ciclo determinado por la pandemia cobraron el máximo de protagonismo.
Es necesario aclarar que las apreciaciones siguientes son producto de la experiencia obtenida desde la función técnico profesional de acompañamiento y apoyo a trayectorias académicas institucionales sin desempeñar funciones docentes específicas.
A través de la textura de las consultas recibidas a lo largo de este año, provenientes de docentes, estudiantes, personal administrativo y técnico con atención directa a las personas, se pusieron en evidencia aspectos significativos emergentes de la modalidad de acceso virtual al espacio académico.
La tan mentada educación personalizada que viene desvelando a pedagogos y disciplinas afines en todos los niveles del sistema educativo cobró una relevancia reveladora a partir de la reciprocidad comunicacional puesta en juego en la modalidad on line.
El ilusionismo pedagógico de concluir que, ante la presencia física de estudiantes en un aula, el mensaje llega a todos por igual, se desmantela abruptamente en la escenografía del encuentro electrónico. Cada singularidad cobra vida en el intercambio de correos, en la producción de conocimientos y saberes, en el planteo de dudas y limitaciones, en la expresión particular de la elaboración de los procesos de aprendizaje. Cada docente y cada estudiante se halla expuesto ante un otro insoslayable e inevitable y la simulación de presencia en el conjunto difuso se desvanece y exige constituirse en un nuevo estado, activo y protagónico.
La personalización del encuentro cobra vitalidad y subjetividad.
He escuchado decir que la desigualdad de oportunidades en cuanto a recursos materiales y dispositivos de calidad física, ambiental, habitacional, vincular han resultado ser grandes obstáculos a la hora de configurar el espacio territorial de la adquisición y producción de conocimientos.
Me pregunto, entonces. ¿Es esto tan diferente e inhabitual con respecto a los tiempos de la concurrencia física a los espacios académicos?
Parece que, otra vez, el fantasma de lo difuso y confuso de la multitud del conjunto, se manifiesta para poner en evidencia los conflictos que subyacen a la problemática social de las personas que integran y participan de la comunidad universitaria.
La eficacia de la accesibilidad a la propuesta académica, pedagógica y didáctica, así como la demanda del estudiante en su desafío de construir saberes, ¿está necesariamente garantizada por la presencia física corpórea?
Preguntas para un nuevo tiempo.
Lucía A. Cinquepalmi. Licenciada en Psicología. Secretaría de Bienestar Universitario, UNLPam Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.